¿PODEMOS JUZGAR?

El poder juzgar depende de a quien juzgues, a un incrédulo o a un creyente que se dice cristiano.


Definitivamente a un incrédulo no lo podemos juzgar, es como regañar a un ciego por haber roto algo y decirle: ¡fijate bien! ¿Que no ves?

La cosa cambia cuando se trata de un creyente que se autodenomina cristiano, a ese si le debes de amonestar, decirle que su conducta puede llevar a tropezar a nuevos creyentes, que si se dice creyente pues que mejor lo demuestre a través de su vida. Claro de manera amable con mansedumbre y con amor, para edificarle, no para ridiculizarlo ni hacerlo menos. Y si no cambia pues ni aun con el te juntes, como dice Pablo en 1Corintios 5:11: "con el ni aun comáis".

Desafortunadamente en las iglesias cuando hay este tipo de problemas, normalmente se quieren resolver con oración, si tu le dices a un Pastor que tal o cual hermano lleva una conducta indigna de un verdadero creyente te va a contestar: "ora por el, hermano". No estoy diciendo con esto que la oración no es importante, es importantísima. Pero no nada mas debemos orar por el hermano que anda en malos pasos, sino amonestarle con mansedumbre, y demostrarle con la Biblia que sus caminos no son los correctos, que se aparte de ellos y que camine por el único camino que nos lleva al Padre, el de nuestro Señor Jesucristo.

Cuando Jesús nos dice en Mateo 7:3-5, que no juzguemos se refiere a que primero examinemos nuestra vida antes de guiar a alguien mas. Un ciego no puede guiar a otro ciego.

Así mismo tampoco se trata de estar al pendiente de los errores de los hermanos para restregarselos en la cara. Realmente debemos de cuidarnos unos a otros de no abandonar el camino y las enseñanzas de Jesucristo, tal y como el lo ordeno:

   "Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizandolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo; enseñandoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Mateo 28:19-29.